Con el Año Nuevo llegan los buenos propósitos, y uno que siempre se repite: “llevar un estilo de alimentación más saludable y ponerme en forma”. Pero la realidad es que, a medida que pasa el mes de enero, la vuelta de vacaciones, el estrés, el frío, los exámenes… se convierten en las excusas perfectas para abandonar nuestros objetivos. Parte de la razón es que realmente no sabemos de lo que estamos hablando cuando se trata de “hacer dieta”.
No todas las personas que engordan comen demasiadas calorías o grasas o carbohidratos o hacen poco ejercicio, sino que es el exceso de insulina lo que nos hace engordar y no nos deja adelgazar. Las personas que engordan tienen predisposición genética: sus genes se activan por la mala alimentación y el exceso de calorías frente al gasto energético. No obstante podemos cambiar la expresión de esos genes, entendiendo qué los activa. La respuesta es la inflamación. Leer más…